En la ciudad de la eterna primavera todo grita de una forma atroz.
En la ciudad de las flores los cadáveres humanos aparecen tumbados por las aceras, y la gente simplemente los contorna como si fueran ellos una planta que nació allí.
En la ciudad de la eterna primavera el clima es más pesado que nunca y en nada tiene que ver con la temperatura del aire.
En la ciudad de las flores las chicas indígenas están sentadas en las aceras con vestidos de colores y la mirada de un gris vacío, y venden collares de cuentas de todos los colores mientras cargan a sus hijos sucios del negro ciudad. O bailan musicas alegres con una tristeza en el alma de quien ya no tiene nada, de cuando, arrancadas de su propia tierra, ya todo perdió el sentido.
En la ciudad de la eterna primavera todo es ruido, todo es estímulo, todo es contaminación y tensión y la decadencia humana aparece sin vergüenzas por todos lados. Y la memoria. La memoria pesa.
En la ciudad de las flores no hay horizonte.
Y los pájaros son esculturas de bronze rotas. Por quince quilos de dinamita.
fotos de meiomaio |
Medellín, Colombia
Sem comentários:
Enviar um comentário